La Resistencia Del Café
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El capitán Ríos cruzó el portal con su equipo y apareció en una ciudad similar a Nueva York… pero sin alma. En las calles, los humanos esclavizados servían a los alienígenas. En un bar clandestino, una anciana les ofreció café: “El último grano libre”, susurró.
Cada sorbo les devolvía fuerza, claridad. El brebaje era parte de una antigua resistencia subterránea. Daba esa lucidez contra el Emperador que reina en su torre; repartieron semillas de café entre los humanos. Ríos, al marcharse, dejó una taza humeante sobre el trono que quedó vacío: símbolo de libertad.