Riku, un vagabundo solitario, había perdido más que un torneo; había perdido su libertad. El arte marcial del soccer se había convertido en una prisión, un campo donde los jugadores no solo competían por la gloria, sino por el control de sus propios destinos. Cada paso en el campo resonaba con el peso de su pasado, el eco de la traición que lo había dejado sin hogar, ni familia.
Sin embargo, en cada lanzamiento de su "Hadobola", Riku sentía una chispa de lo que alguna vez fue la libertad: el viento en su rostro, la energía fluyendo por sus piernas. Luchaba no solo por su honor, sino por recuperar ese sentimiento de estar verdaderamente libre, sin cadenas invisibles que lo ataran. Cuando todo parecía perdido, comprendió que la libertad no era ganar o perder, sino el coraje de luchar por ella, sin rendirse jamás.
El capitán Ríos cruzó el portal con su equipo y apareció en una ciudad similar a Nueva York… pero sin alma. En las calles, los humanos esclavizados servían a los alienígenas. En un bar clandestino, una anciana les ofreció café: “El último grano libre”, susurr&oacut...
En la orilla del sistema Theral 4, donde el tiempo fluía más lento por cada pensamiento inconcluso, Alia Tenenbaum recogía fragmentos de ruinas que aún no habían sido construidas. Sabía que aquel templo —de roca flotante y columnas fractales— pertenecía a una era futura. Pero tambi&eac...
“Nadie nace en Apocalys; se sobrevive”. Así lo había dicho Marcus desde los doce años, cuando vio el océano negro engullir el último bosque de piedra viva. Y, sin embargo, a sus cuarenta y tres, allí estaba: con el cuerpo cubierto de polvo sulfuroso, el corazón repleto de culpa y un pr...
